La historia de David
¡Hola!, me llamo, David (cf. 1 Sm 16,13), mi Papá, Jesé de Belén, me dijo que nací en Belén, la ciudad santa, soy el menor de siete hermanos (cf. 1 Sm 17, 12-13).
He tenido varios trabajos: de joven fui pastor que guardaba rebaños y músico porque tocaba el arpa,
Un día el rey del pueblo de Israel llamado Saúl me mandó llamar para que fuese a trabajar tocando el arpa a su palacio, allí fui muy feliz cuidándole. (cf. 1 Sm 16, 14-23).
Un día los vecinos filisteos le declararon la guerra al pueblo de Israel. Yo estaba con Saúl cuando de pronto salió un filisteo, de tres metros de altura, llamado Goliat, que decía: ‘lucharé con cualquier israelita’. Si me vence, dejaremos de pelearnos y haremos todo lo que vosotros nos digáis. Pero si lo venzo yo, vosotros, haréis todo lo que nosotros os digamos.
Yo, al oír esas palabras, dije en voz alta: ¡No tengáis miedo!, el Dios de Israel es más fuerte que el de los filisteos. Lucharé contra el filisteo Goliat. Salimos al campo de batalla, cuando Goliat caminaba hacía mi, tan grande, con un casco de bronce en la cabeza, con su espada de hierro, me asusté un poco. Yo, caminaba despacito, con mi honda y mi zurrón lleno de piedras. A unos cien metros nos paramos. Él me miró yo también lo miré. Comencé a notar como mi corazón latía cada vez más fuerte, las piernas me temblaban, pero sacando fuerza, continué caminado más de prisa, cogí la honda, metí una piedra, le di varias vueltas lanzándola con la suerte que le pego en la misma frente a Goliat, que de golpe cayó al suelo. Luego, muy despacio me acerqué y comprobé que estaba muerto. Desde aquel día el rey Saúl me nombró capitán de sus tropas (cf. 1 Sm 17).
Pasaba el tiempo y la gente me quería mucho tanto que Saúl comenzó a tener envidia de mí y quería matarme. Después de morir Saúl el pueblo me nombró Rey de Israel.
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